El debate de si los hábitos alimenticios se heredan o se aprenden es muy amplio. La realidad es que hay un componente de ambos, pero los padres son un pilar importante en esta historia, porque es más probable que un niño tenga la costumbre de comer comida chatarra si los padres tienen ese hábito.
Un estudio de la Universidad de Leeds, en 2018, demostró que los malos hábitos de los padres (entre ellos los malos hábitos alimenticios o alimentación no regulada) eran entre un 31 y 78% determinante en la salud de sus hijos.
La nutricionista Sonia Ruenes señala que sí, que los hábitos alimenticios se pueden heredar, pero que existen otros factores que acompañan esta premisa. “Hay una carga genética que afecta a nivel memoria. Si llevas una dieta con muchas toxinas, grasa, azúcar, vas creando una memoria genética”.
Además, el exceso de comida procesada, que suele llevar plásticos o químicos que no son buenos para la salud, puede llevar a que nuestras células u órganos se inflamen y con esto, a volvernos más propensos a enfermarnos.
¿Es la predisposición genética 100% responsable de ciertas enfermedades como diabetes u obesidad?
“Tú tienes un programa, pero ya depende de ti si lo abres o no. Esto, si nos comparamos con una computadora. Lo mismo pasa con el cuerpo”, señala la especialista. Podemos tener una predisposición o carga genética, porque hay una variación de un gen, pero este puede o no activarse dependiendo de nuestros hábitos alimenticios.
Por ejemplo, hay personas que tienen ambos padres o uno de ellos con diabetes u obesidad, lo que podría significar que esta persona es más propensa a padecer alguna de estas enfermedades. Sin embargo, el tener predisposición no significa que la persona se va a enfermar necesariamente de eso. Si una persona está bajo mucho estrés, no duerme bien, come mal, si no hace ejercicio, entonces estos malos hábitos pueden activar ese gen fácilmente.
¿Cómo influyen nuestros hábitos alimenticios durante el embarazo en la salud de nuestro bebé?
La especialista menciona que hay estudios que muestran que tanto la alimentación como el estado anímico de la mamá son cosas que se transmiten al bebé desde el embarazo. Por ejemplo, si hay un desbalance de la microbiota desde el embarazo, esto al final puede predisponer y afectar la salud de nuestros hijos más adelante. O si la madre sufre una diabetes gestacional no controlada, en el futuro esto puede generar que el bebé tenga problemas con el azúcar.
¿Cómo podemos crear buenos hábitos alimenticios en nuestros hijos?
La respuesta corta sería que, para crear buenos hábitos, hay que predicar con el ejemplo. Sin embargo, esto es un poco más complejo, porque si estos buenos hábitos no se enfocan desde el objetivo de estar saludable y a partir del amor propio, entonces podría derivar en una mala relación con la comida.
Si, por ejemplo, una niña escucha todo el tiempo a su mamá hablar de dietas o de que solo se le va a aceptar si es delgada, tampoco se está generando un buen hábito. Al contrario, se podría estar propiciando incluso un trastorno de conducta alimentaria. Por eso es importante tomar estos cambios de hábitos desde el amor propio, desde un deseo por estar saludables, y no solo por un tema físico.
“Si en una familia todos se gritan, pues claro, el niño va a aprender a comunicarse a base de gritos. Lo mismo pasa con los hábitos y con el concepto de la alimentación y la relación con la comida”, finaliza la especialista.